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El discurso de la estabilidad. La defensora de la coherencia que se contradice a cada paso. La vida es tan fácil, dice siempre. La muy ingenua cree saber de lo que habla.
La gran mentira de tener claro lo que quiere. La gran verdad de que no tiene ni puta idea de nada. La relativista que habla de verdades universales. Querer entender al resto del mundo sin comprenderse ella misma.
La chica de letras que se quiere especializar en hablar de ciencia.
Un sentido nefasto de la orientación. Las mariposas en el estómago por lo desconocido. Ansiedad por sentirse perdida. Tener como hobby deambular por nuevas ciudad descubriendo sitios escondidos. No entender los mapas.
Querer comerme el mundo, pero contar cada caloría. Y mandar a tomar por culo la dieta cada dos días. Proponerme comer más sano todos los domingos por la tarde. Sentir el mayor de los placeres ante una gran comida. Conocer los bares más guarros de la ciudad. Entender la gastronomía como un arte.
Echarte de menos sin haberte tenido nunca. Echarte de más. Yo, mi, me, conmigo. La melancolía de desearte y aún no haberte conocido. El extraño encanto de estar sola. El sexo esporádico. Tener la certeza de que los mejores polvos nunca han sido los primeros. El sexo conocido. El momento previo (e irrepetible) del primer beso. Los besos mecanizados. Experimentar nuevos cuerpos. La satisfacción de saber cómo tocarte para hacerte enloquecer. Buscar nuevos compañeros de juegos. La paz que me invade al aspirar profundamente el perfume de una piel conocida.
Adorar las sorpresas, lo inesperado. La necesidad de organizarme, de tener un plan, de programarlo todo. Y aburrirme de la rutina antes de poder decir la palabra costumbre. Tener hábitos absurdos los domingos por las mañanas.
No poner sal de más en las comidas porque sube la presión arterial. Ser yonki del café. Evitar los enjuagues bucales porque pueden provocar cáncer. Fumar los fines de semana.
Arder en deseos de escribir, contar lo que veo, de reflejar cada paso. Idear uno y mil fragmentos, personajes, relatos. Síndrome de la página en blanco cuando me propongo plasmarlo en papel.
Viajar sin parar. Vivir en mil y un lugares. Buscar desesperadamente un sitio al que llamar hogar. Querer estar familia y tenerles cada vez más lejos.
La contradicción no tiene porque necesariamente ser negativa, lo que pasa es que toda contradicción tiene una explicación a la que todavía no estamos preparados, por eso no hay teoría de ella, hay que afrontarla y ver a donde nos lleva, porque dentro de la propia contradicción esta la solución que andábamos buscando.
Todos somos contradictorios, es mas, necesitamos la contradicción como paso previo para averiguar las cosas que queremos o ya no queremos.
Que es eso que te condiciona pero tanto adoras. Que es eso que adoras pero tanto reprimes. Que es eso que reprimes pero te libera. Que es eso que te libera pero te condena. Que es eso que te condena pero amas. Que es eso que amas pero rechazas
(Fragmento extraído de la película “Gordos” de Daniel Sánchez Arévalo)