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Comienza el último día del año y yo inicio nuevas tradiciones. Siempre he sido más de hacer balance en los cumpleaños porque me parecen fechas más adecuadas para ello. Está vez me siento un poco revolucionaria, y me uno al carro de las tan manidas “listas de propósitos” para el cambio de año. Y es que te das cuenta de que te haces mayor cuando calculas tu vida en calendarios naturales (de diciembre a diciembre) en vez de cursos escolares.
Cambio. Esa es la palabra resumen de los últimos doce meses, el término que engloba y define mi 2012. Nuevas ciudades, dos mudanzas, muchas primeras veces, cambio de portátil, nuevos amigos, descubrimientos musicales, reencuentros inesperados, gente que llega para quedarse, personas que quedaron por el camino…No han parado de suceder cosas en estos últimos 365 días. Por suerte, la mayoría de esos cambios han sido para mejor (o al menos, no han sido especialmente negativos).
Un año que comenzó con toda una declaración de intenciones, rompiendo con el orden establecido en mi vida durante casi una década. Un año de búsqueda personal, de definición, de muchas reflexiones, de análisis y de entendimiento. Meses de largos paseos por Madrid, de infinitas caminatas junto al mar. Horas aprendiendo a estar conmigo y de (empezar a) descubrirme como la mejor de las compañías.
Pero cómo todo proceso de evolución, también ha habido momentos de pérdida, de indecisión, de dejarme hundir por las circunstancias, de verme arrastrar por ataduras tóxicas, de no entender lo que estaba pasando.
Sin embargo, mi afán de poner fechas y límites a todo lo que hago, me ha obligado en los últimos días a trabajar de manera firme para terminar con todo eso. Toca hacer borrón y cuenta nueva con todas esas historias pasadas. Es hora de poner el contador a cero a las 00:00 del uno de enero.
Le veo algo de poético que el año 13 vaya a ser decisivo. Nunca fui chica de números impares… pero tengo el presentimiento de que el periodo que comienza será el inicio del fin del caos. O al menos, el año en que sentaré las bases para conseguirlo. Para ello, a partir de ahora:
- Positivismo como filosofía de vida. Con las últimas idas y venidas, he dejado de ver el lado bueno de las cosas. Una costumbre que aprendí este 2012 y que no quiero perder. La he abandonado en estos meses, pero me debo imponer encontrar, al menos, una pequeña cosa buena cada día.
- Sonreír, sonreír, sonreír… al escuchar una canción genial, al leer un mensaje, con un anochecer bonito. Las sonrisas despiertan “buenrollismo” por sí mismas. Necesito calidez para las tierras del norte.
- Quererme muchísimo más. Porque, cómo me recordó hace bien poco una de mis guías espirituales, “El mundo no está preparado para nosotras y todo nuestro potencial”. A veces me pierdo intentando ser como los demás cuando debería hacer todo lo contrario. Be true to yourself.
- Viajar. Soy adicta a conocer sitios nuevos. No tienen que ser grandes trayectos de cientos de horas de avión… me vale con conocer las ciudades del entorno que aún están por descubrir. Aunque depende mucho más de mi cuenta bancaria que de mis ganas, tengo que aprovechar las oportunidades de alojamiento que me ofrece el 2013.
- Mantener el ritmo de salidas nocturnas y litros de cerveza: dicen que, ante todo, las listas de propósitos deben ser realistas porque así es más sencillo cumplirlas. Pues eso. Qué me encanta salir de noche y tener una cervecita en la mano. Para un hábito que me place, no voy a cambiarlo.
- Dieta infernal. Había que incluir alguno de los clásicos. “Infernal” porque todo lo que sea controlar la ingesta de alimentos me parece malo. La gastronomía es uno de los placeres más gratificantes de la vida, pero mi cuerpo parece multiplicar por mil cada caloría que como. Además, ¿habrá que pensar en algún propósito que me requiera algún esfuerzo, no?
- Comerme el mundo. Ya que controlo los alimentos, tendré que volcar todas esas ansías en aspirar siempre a lo más alto. Dejar de ponerme frenos a mí misma, que para eso ya están los demás, la crisis mundial y las circunstancias espacio/temporales.
"It is not the strongest of the species that survives, nor the most intelligent that survives. It is the one that is the most adaptable to change" Charles Darwin
Feliz 2013